domingo, 1 de junio de 2008

SOJA Y BLOQUEO SOJERO: INFORMACIÓN PARA UNA REFLEXIÓN PROPIA




Santa Fe, Argentina, 27 de marzo de 2008


La expansión de la frontera agrícola en la Argentina, motorizada fundamentalmente por grandes monocultivos de soja, ha producido una de las mayores transformaciones económicas, sociales, demográficas y ambientales, en la historia del país. La superficie sembrada de soja en 2007, con una nueva cosecha récord, alcanzó las 16.000.000 de hectáreas. Simultáneamente la tasa de desmonte de bosques nativos llegó, según índices oficiales, a superar varias veces el promedio mundial –con enormes impactos en la biodiversidad y en comunidades indígenas y tradicionales. En cuatro años, el desmonte creció casi el 42%. La tala y las quemas arrasaron más de 1 millón de hectáreas, la mayoría ahora con soja. En 2007 se perdía un promedio de 821 hectáreas de bosques por día, 34 hectáreas por hora.


En el nordeste de Argentina –una de las áreas donde la soja constituye la principal actividad agrícola, la situación social revela, coincidentemente, los niveles de pobreza e indigencia más altos del país, según informes oficiales. Las 5 ciudades argentinas más pobres están en el área sojera: La Banda-Santiago del Estero, Concordia, Corrientes, Resistencia y Santa Fe. En la región sojera, la agricultura familiar y los pequeños productores prácticamente han desaparecido, mientras continúa la emigración rural hacia los asentamientos carenciados de las grandes ciudades, donde crece la desocupación, la violencia urbana, la pérdida de identidad y la tensión social –que la sociedad y el Estado, a un altísimo costo, deben soportar y atender.


Hoy, más de 300 pueblos rurales se extinguen, mientras las casas en ruinas de los campesinos desplazados se levantan como mudo testimonio en medio de inmensos desiertos verdes. Cuando uno viaja desde Santa Fe a Buenos Aires pasando por Rosario, es habitual tener que cerrar las ventanillas para no inhalar directamente el aire irrespirable y amargo contaminado por las fumigaciones. Cuando se va a Entre Ríos, a Córdoba, o se toman las rutas hacia Salta, el paisaje es el mismo: en el interminable verde de la soja ya no se ven árboles, ni pájaros, ni gente. La soja atraviesa los alambrados, ocupa las banquinas y llega hasta el borde del asfalto. La gente trabajando en las fincas, circulando en los caminos rurales, los chicos saliendo de las escuelas: ya no están. Nada indica que un día regresen. Ni qué encontrarán. Ni para qué.


wwww.proteger.org.ar

1 comentario:

Marcela Fumale dijo...

Bienvenido a la blogósfera! y sobre todo bienvenido a un espacio donde hacer oir una voz diferente ;)
Saludos!
Marcela.